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lunes, 10 de febrero de 2014



Como la sombra de un pozo en luto escurridiza la noche 
iguala la esencia de tu fugaz silueta

el ciclo de espera lunar hace crecer el óleo de mi develador astuto
contemplando los restos de los cuerpos celestes en el fondo
desde el tope
asomándose
dos raíces que van bajando como brazos
extendiéndose a probar el agua honda de un vertebrado alusinando

he esperado el momento perfecto la hora de la verdadera estancia en tu rostro

tu casa se hace grande

el calabozo de su madre secuestrando su endometriosis
escuchándose uno a uno
dejan pasar el salteado de esporas hacia su exomatriz

aunque lo hubiese sabido antes
ahí no habían animales
  excepto en las noches de temblores
y eran algunas veces que aparecían

los carnívoros fueron mermando
antes de incluso dejar la soda atrás

es posible hacer entender a quienes le llegaban cartas por correo
podrían ser más de diez las que me han enviado en toda mi vida
aún no llevo crédito

siguiendo el rastro de los pasos color viento
dejando correr las gotas en diagonal
saliva en la mano
mis dedos cruzando la barba

la sensación del bosque lluvioso
siempre humectado

la casa se hace más grande

las paredes incluyen retortijones nuevos
los pies debajo del techo de su mente
los pelos saliendo con miedo

mutamos en el momento de la fiesta
todo el tiempo
antes del primer toque era más fácil

el agua empozada lleva algún tiempo lista para ser bebida
como marea inerte nadando en tu orilla
entre tu vientre y el mío
un cielo sin estrellas alumbrado por tus ojos

no te vayas
no me voy
me quedaré al borde del jolgorio
extasiado dentro de la mina

de cerca  mácula desvaneciendo
una luz crece cegando todos los muros
mientras se asolan
se une la materia en la entraña


la casa ya es demasiado grande

hay que borrar la palabra perfecto
antes hay mucho que hacer

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